LA SOCIEDAD PEDOFILA

03.03.2019

Con espanto se escucha cada año el aumento de niñas embarazadas en todo el mundo, solo en el Ecuador hay casi 3000 niñas oficialmente conocidas. A esto se suma los miles de casos de niños violados, muchos de ellos por curas. Sin contar con los casos de violaciones y embarazos a monjas y no-monjas y la cantidad de abortos de monjas, tal como se han encontrado cantidad de esqueletos de fetos en diferentes iglesias del mundo, desde hace 1000 años para acá.

Todos estos no son casos aislados o puntuales sino que son el reflejo de una pedofilia social, en la que hay una sociedad pedófila y pederasta que está actuando. Podríamos añadir a este grupo de afectados, a los niños pobres, a los niños que trabajan, a los niños que son utilizados en las guerras, a los niños manipulados en las campañas publicitarias, a los niños aprovechados en afanes propagandísticos, etc. En fin, una sociedad pedófoba o de odio a los niños y niñas.

Son estos mismos grupos pedofóbicos, que utilizan a dios para hacer propaganda contra los derechos de las niñas a ser chiquillas y a no ser madres, incluso utilizando dineros públicos por parte de iglesias católicas. Son estos mismos grupos que odian a los niños y niñas, y a los cuales no les interesa los nuevos embriones sino que utilizan a los fetos para propagar su odio a quienes están luchando por una sociedad con menores desigualdades, y que ese es el asunto de fondo. Son los mismos que utilizan a los pobres para envenenarles con sus religiones a través de shows de resucitación de muertos. Son los mismos que hacen apología de la matanza de animales para su diversión malsana. Etc. Etc. Todos ellos, siguiendo el ejemplo de los patriarcas romanos de dar al pueblo: "pan y circo". Nada casual ni fortuito.

Es esta sociedad pedófoba, que al mismo tiempo es machista y patriarcalista, que odia a las mujeres, al feminismo, a la madre naturaleza, a las sensibilidades, a las emociones, a las diversidades sexuales, y a todo lo femenino en la vida. Que es la misma que exterminó a las diosas, y a todas las divinidades femeninas existentes en todas las culturas del mundo por miles de años, hasta imponer su dios único, y luego antropocéntrico, y luego androcéntrico, y luego blanco, y luego rubio... Y con ello, un dios de odio a todo aquello que no responda a esto.

Esta sociedad pedófoba, misógina, misántropa, ecocida, epistemicida, genocida, racista, xenófoba; sintetizada en la derecha conservadora y liberal, que está en una furibunda campaña de odio contra la sociedad que no piensa como ellos, porque no pueden convivir en la diferencia y la diversidad.

Esta sociedad pedófoba y misántropa se ha lanzado contra la hija de Sybel Martínez por no querer ser madre a su edad. Es la misma que ha lanzado su odio contra el nieto de Lula, un inocente niño, que podría ser el nieto de Hitler o de Pinochet, y que no puede ser culpado por actos de otros. Son los mismos que adoran a un dios vengativo, acusador, indolente; muy diferente al dios de amor, de compasión, de respeto, que tiene la otra sociedad. El dios que tiene cada uno, es el reflejo de lo que hay en el interior de cada persona.

El dios pedófobo manifestado en las redes sociales por muchos de sus seguidores, se han inmolado con su fuego de odio hacia la niña hablando en la Asamblea del Ecuador, y hacia el nieto de Lula, y hacia las niñas violadas, y hacia las madres en flor, y hacia las niñas pobres, y hacia las mujeres, y hacia las indias, y hacia la madre tierra, y hacia la vida, en última instancia. Quien odia es que tiene odio y su vida de odio se propaga en cada palabra, en cada pensamiento, en cada acto de su miserable vida. Pues, a la final se odia a si mismo.

Son los mismos que pretenden regular las redes sociales, que si bien dejan ver la podredumbre de la sociedad pedófila y misántropa, no se trata de esconderlos o de reprimirlos sino el de constatar que hay un tipo de sociedad así, y de que algo hay que hacer para sanar a esta sociedad enferma, y que es justamente lo que está haciendo la sociedad que está luchando por equilibrar este mundo.

Las redes sociales reflejan la sociedad que tenemos y no se va a curar esa sociedad con la cárcel o con sanciones, sino con otra sociedad con otras concepciones y visiones. Una sociedad totalmente opuesta a esta sociedad compuesta de diferentes odios, que no tiene amor por el prójimo, empezando por la iglesia y demás instituciones patriarcales. Necesitamos una sociedad de amor, y ella se da en la diferencia, la diversidad, la variedad, la pluralidad.

ATAWALLPA OVIEDO FREIRE

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