Réplica de Pablo Dávalos a Alberto Acosta Burneo

17.07.2018

Alberto Acosta Burneo escribió el artículo: "¡Si tú ganas, todos ganamos!". Aquí la réplica: "De la insoportable banalidad del neoliberalismo".

Quizá una de las expresiones que da cuenta la decadencia y el cinismo del poder en momentos neoliberales, sea la frase escrita por Alberto Acosta Burneo en la revista Vistazo, el mes de junio del 2018: "nos quieren convencer que vivimos en un mundo dicotómico: pobres y ricos, proletarios y capitalistas, virtuosos y viciosos" (Acosta Burneo, A.: ¡Si tú ganas, todos ganamos!). En un contexto en el que las reflexiones sobre la desigualdad económica son cada vez más importantes y numerosas (Atkinson, Stiglitz, Deaton, Piketty, Therborn, Bauman, y un importante etcétera), y en el que los datos a nivel mundial expresan niveles aberrantes de concentración del ingreso, una frase como ésta no solo genera incomodidad y sorpresa, sino que también demuestra la inanidad y la banalidad con la cual la derecha política defiende sus posiciones y legitima sus expectativas.

En efecto, en el Ecuador, los sectores empresariales y corporativos han decidido asaltar la política y lo hacen sin argumentos pero balance contable en mano. Aprovechan de la debilidad del régimen y han conquistado una importante baza de poder al capturar, para sus propios intereses, el ministerio de Finanzas. En cuestión de días, han posicionado su agenda particular como prioridad nacional. Se reclaman a sí mismos como sujetos políticos, y han decidido, en consecuencia, dejar de pagar impuestos.

Aunque su responsabilidad tributaria es mínima, de hecho, no llega al 2% con relación al PIB del país, aún así ellos la consideran demasiado fuerte. Con esa carga impositiva era imposible, según ellos, reactivar la economía.

Así que promovieron una ley para dejar de pagar impuestos por un lapso importante: entre ocho y diez años, y perdonarse todas las multas, intereses y recargos por impuestos no pagados en los últimos años; y se trata de una cantidad importante: algo así como quince veces el presupuesto agrícola del año 2018, o seis veces el importe que el gobierno ecuatoriano gasta en transferencias monetarias condicionadas hacia los más pobres.

A contrapunto con los datos, con la experiencia, y con toda la reflexión teórica mundial sobre la equidad, Alberto Acosta Burneo, en el mismo texto, y para justificar las intenciones de los empresarios ecuatorianos, nos regala una pieza de ideología neoliberal: "Si a los emprendedores les va bien, a toda la sociedad también. La creación de riqueza a través de la actividad emprendedora es la única vía para mejorar el bienestar en la sociedad, para crear nuevos empleos y aumentar salarios."

Pero la realidad es necia y los hechos también, y esos datos a escala mundial muestran que mientras más ganan los empresarios más pierden los trabajadores. Que la concentración de ingreso en los estratos más altos es una constatación empírica y una consecuencia directa de la reducción de impuestos a los más ricos. La pobreza del siglo XXI, cada vez tiene menos causas económicas y más causas políticas. La única forma por la cual lograr mejores salarios, y bienestar social, y tal como la historia reciente nos enseña, es precisamente a través de los impuestos directos. La lucha por la equidad es política. Y la política deben hacerla los ciudadanos, no las empresas.

Réplica
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