Y OLE. ¡VIVA LA SANGRE¡

11.09.2018

Y cómo estuvo la corrida de toros? Magnífica, grandiosa. Es la mejor corrida que he visto en toda mi vida. Hubo dos corneados, un muerto, y los toros se desangraron a más no poder. Un espectáculo inolvidable. Nunca había visto como la gente bramaba, gritaba, lloraba, aplaudía, incansablemente. Me recordé de películas como El gladiador, Quo Vadis, Calígula, donde los aficionados en el coliseo de Roma están enardecidos por la lucha a muerte de los gladiadores, o la película Los Mártires de la Fe en la que los romanos se deleitaban viendo como los cristianos eran devorados por los leones. Qué fiestas más impresionantes, nunca había disfrutado tanto.

Y esta corrida no se queda atrás, hubo de todo: unas mujeres -que parecían que venían por primera vez- y gritaban llenas de pavor y se tapaban los ojos a cada rato, era un show aparte, cómo me reía. Todo lo contrario a los más viejos y asiduos en estas lides, que vociferaban airadamente cuando el torero no era más arriesgado y le gritaban de todo: ¡cobarde¡ ¡flojo¡ ¡anda a lavar platos¡. Pero a los valientes y que se enfrentaban cara a cara con el toro: ¡bien puesto los pantalones¡ ¡este si es que un macho de verdad¡ ¡macho como dios manda¡ ¡de noble estirpe¡ ¡tiene huevos¡. En fin, escucharlos todo lo que dicen es para cagarse en los pantalones.

Pero lo más espectacular, fueron las corneadas de los toreros. Especialmente, el quinto de la faena que le clavó el cuerno en las ingles al torero, le levantó por los aires, y cuando ya cayó al suelo le clavó en el cuello, y solo ahí lograron los otros compañeros despistarle al toro y lo socorrieron, pero luego nos enteramos de que había muerto. Pero, qué impresionante el tipo, super decidido y temerario. Antes de que le corneara, le hizo arrodillar al toro muchas veces, le clavó unas banderillas impecables que la sangre brotaba a raudales. Y todos en la plaza: ¡torero¡ ¡torero¡, como que no habían visto a alguien más grande y más valeroso, hasta que desafortunadamente el toro le traicionó y le puso fin a su vida. Lo vamos a recordar siempre, dio su vida por el espectáculo, merece que le hagan una estatua. Un ejemplo para los toreros. Que dios le tenga en su gloria, sentado a su lado derecho. Nadie como él nos hizo apreciar y reconocer que las corridas son el más espectáculo mayor entre todos los espectáculos.

Atawallpa Oviedo Freire

Réplica
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